28 de marzo de 1982 – Zarpa la FT 40
El domingo 28 de marzo de 1982 se iniciaba la ejecución de la «Operación Azul» (nombre que se la había dado a la recuperación de las Islas Malvinas), bajo el mando del Gral. de División Oscar García, designado Comandante del Teatro de Operaciones MALVINAS.
Las tareas preparatorias de embarque se iniciaron a partir de la orden formal del Comité Militar dada el 26 de marzo, y ejecutadas en tiempos record.
Durante la tarde la fuerza de Tareas Anfibia (FT-40) al mando del Contraalmirante Walter Allara, zarpaba desde la Base Naval de Puerto Belgrano compuesta por:
El Grupo de Tareas 40.1 – Fuerza de Desembarco, al mando del Clte. de IM Carlos Busser. Dicha Fuerza estaba integrada por el Batallón de IM N°2, una Compañía del Batallón de IM N°1 y una compañía del Regimiento de Infantería N°25 del Ejército Argentino, además de una Batería de Artillería de Campaña de IM N°1, la Agrupación de Comandos Anfibios, elementos de la Agrupación de Buzos Tácticos, el Batallón de Vehículos Anfibios, elementos de Servicio de Apoyo de Combate y elementos de Asuntos Civiles.
El Grupo de Tareas 40.2 – Grupo de Transporte formado por el Buque de Desembarco de Tanques ARA “Cabo San Antonio”(Q-42), el Rompehielos ARA “Almirante Irízar” (Q-5) y el Buque Transporte ARA “Isla de los Estados”, los que llevaban a bordo los vehículos anfibios, los helicópteros y demás pertrechos para transportar a la Fuerza de Desembarco a la playa.
El Grupo de Tareas 40.3 – Grupo de Escolta conformado por el Destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) como buque insignia de la Fuerza de Tareas 40, el Destructor ARA Hércules (D-1) y las Corbetas misilísticas Clase A-69 ARA Drummond (P-1) y ARA Granville (P-3).
El Grupo de Tareas 40.4 – Grupo de Tareas Especiales integrado por el Submarino ARA “Santa Fe” y la Agrupación de Buzos Tácticos, allí embarcados. Este Grupo se había hecho a la mar día anterior, desde la Base Naval Mar del Plata, lugar de su alistamiento.
Con el crepúsculo vespertino también zarpaban las unidades de la Fuerza de Tareas de Cobertura (FT20) al mando del Capitán de NAVÍO José Julio Sarcona, Comandante del Portaaviones ARA “25 de Mayo” (V-2), escoltado por los Destructores ARA Py, ARA Piedrabuena y ARA Bouchard con su nave de reaprovisionamiento, el Buque Tanque ARA “Punta Médanos”. Esta Fuerza de Cobertura contaría con el apoyo de un Grupo Aeronaval de Exploración basado en tierra constituido por 2 aviones Neptune, un Electra L188 y un Beechcraft BE 200.
La evolución de la crisis de Georgias, que derivó en el envío por parte del Reino Unido de un Grupo de Royals Marines en el buque HMS Endurance para desalojar a los trabajadores argentinos de la empresa del señor Davidoff, determinó la zarpada anticipada de la Base Naval Mar del Plata de las Corbetas ARA Drumond y ARA Granville, con la misión de interceptarlo. En virtud de la orden del Comité Militar de ejecutar la Operación de Recuperación de Malvinas, se les canceló a las Corbetas su intervención en Georgias y se les ordenó reaprovisionarse en el mar e incorporarse a la FT 40, como estaba planeado.
Los buques fueron zarpando en el orden establecido y navegando la ría de Bahía Blanca en demanda del mar abierto.
Según se había informado a todas las tripulaciones, esta maniobra era una “etapa más del adiestramiento anual de la Flota”. Aunque para los más experimentados parecía, por lo masiva, muy temprana en el año (fines de marzo) y resultaba inusual que comenzara un domingo a la tarde. Más allá de las dudas, la disciplina del secreto había logrado mantener encubierta la verdadera finalidad de la operación. Ya en el mar, iban a enterarse que esa navegación no sería una etapa de adiestramiento sino la ejecución de la Operación Rosario, que culminó con la recuperación de las Islas Malvinas.
Al día siguiente, en la zona de El Rincón el Portaaviones comenzó a incorporar las aeronaves que integraban el Grupo Aeronaval Embarcado, compuesto por 4 aviones de ataque A4Q, 3 aviones de exploración y guerra antisubmarina Trackers S2E, 1 helicóptero antisubmarinos Sea King y 3 helicópteros multipropósito Alouette III.
Por la tarde se reunió con sus buques escoltas, que habían estado haciendo ejercitaciones de tiro y pusieron rumbo al sur en cumplimiento de su misión de ocupar posiciones favorables para distraer a una eventual observación satelital y, en proximidades de la Islas, proteger el flanco marítimo Oeste de la operación de desembarco y estar en condiciones de brindar apoyo aéreo si resultase necesario. El día 29 la meteorología comenzó a desmejorar, incrementándose el viento del sud oeste hasta la intensidad de temporal. Los buques debieron bajar su velocidad para acompañar el fuerte oleaje y poner rumbos convenientes para evitar averías. El Buque de Desembarco, que se caracterizaba por su facilidad para rolar (movimiento alternativo de inclinación lateral a uno y otro lado) constituía la mayor preocupación por llevar en sus bodegas los 21 vehículos de los que dependía el desembarco. La rotura de las trincas de uno solo de ellos podía producir daños que comprometieran la operación. Además, allí navegaban en condiciones bien incómodas más de 700 infantes que debían soportar los mareos y una rutina a la que no estaban habituados. En el Rompehielos un hecho de ese tipo produjo la virtual destrucción del helicóptero PUMA del Ejército en el que debían desembarcar los efectivos del Regimiento 25. En el “Santísima Trinidad” se perdieron varios tanques de combustible que debían usar los botes de los Comandos Anfibios.
El día 30 las condiciones de mar arreciaron, con vientos de más de 45 nudos, lo que incrementó la demora acumulada en el avance hacia el objetivo. El Clte. Allara convocó a una reunión de Comandantes en la que se decidió postergar 24 horas el desembarco, fijando el Día D para el 2 de abril.
A pesar de la mar gruesa los Destructores debieron reaprovisionarse en navegación tomando combustible del Buque Tanque, para destacarse a sus áreas de patrulla, mientras se mantenían vuelos de exploración con los Trackers del Portaaviones a fin de asegurar el mantenimiento de la sorpresa y el dominio aéreo durante la operación.
En la mañana del 1 de abril, ya con la meteorología en franca mejoría, las Fuerzas se dirigían francamente y a 14 nudos a sus respectivas posiciones. Una nueva reunión de Comandantes decidió trascendentes cambios de los planes originales en virtud de las averías sufridas y de nueva información proporcionada por el Comando de Operaciones Navales, respecto de la pérdida de la sorpresa, los aprestos que la autoridad de las Islas requería a su población y la obstrucción de la pista de Puerto Argentino, que impediría la llegada de aviones de la Fuerza Aérea. Esta circunstancia obligaba al Comandante de la Fuerza de Desembarco a asumir también la tarea de tomar el Aeropuerto y despejar la pista como objetivo prioritario.
Con estos ajustes en los planes y la impartición de las correspondientes órdenes finales la FT 40 se dispuso a aguardar la Hora H para el inicio del despliegue de cada una de las fracciones intervinientes, lo que al decir del Clte. Busser refiriéndose al 1 de abril de 1982, significaba: «En las operaciones anfibias, el día comienza en las últimas horas de la noche anterior, cuando los hombres se preparan para entrar en combate, desayunan, toman su armamento y se dirigen a los lugares de embarque»….. en sus kayaks, botes, o vehículos anfibios para realizar la compleja Operación de Desembarco.