El máximo prócer naval de la Armada Argentina murió en Buenos Aires, en su quinta de Barracas acompañado por el Capellán de los irlandeses, su confesor y amigo, el Padre Fahi quien manifestó que Brown esperaba con la dignidad y serenidad más completa su última hora y entregaba su alma en manos del Creador.
En su entierro, el General Mitre pronunció su mejor pieza oratoria en la que expresó: “Brown en la vida, de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros una flota. Brown, en el sepulcro, simboliza con su nombre toda nuestra historia naval”. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta y su sepulcro ha sido declarado Monumento Histórico Nacional por decreto 33.033 del 3 de noviembre de 1947.